Desde la cercanía con la que he venido conociendo y vinculándome con la obra de Vicente Antonorsi, no puedo alejarme de una aproximación que parte de mi convivencia en su taller. Oportunidad que me ha permitido ver el proceso creativo desde el boceto hasta la consecución de la obra terminada, ese dibujo e idea desde el cual se generan sus composiciones y estructuras, con un ordenamiento muy racional, que parte de la indagación de la sencillez de las formas geométricas, y que se une a su afán reduccionista, lo que le otorga una estética minimalista a su trabajo escultórico.
Si bien ha explorado en distintos materiales, como el hierro, el granito, la piedra dorada, la baquelita, entre otros, es definitivamente la madera, la madera industrial, el material que siempre ha sido una constante en su trabajo por su sentido ecológico, sin embargo siempre ha estado abierto a otras posibilidades. En su obra experimenta, con el volumen que maneja con propiedad, con la textura donde se aprecian las sutilezas de los detalles que incorpora y con la descomposición formal, como parte de una búsqueda de transformación, lo que da lugar a una obra sobria, en sus cortes y precisiones, con un sentido constructivo muy lúdico, pero que proviene de un basamento arquitectónico, disciplina en la cual también se desarrolla.
En esta oportunidad, nos muestra los Calados, cuerpo de obras en las que cala la madera, según dibujos de relaciones de llenos y vacíos en el espacio. Estos planos se ensamblan en una exploración de nuevas relaciones entre el positivo y el negativo. Al calar, los cortes se unen al mismo dibujo de las líneas del contraenchapado, lo que genera tensiones lineales que le otorgan una mayor fuerza expresiva al contraenchapado, material que se ha vuelto parte de su identidad plástica.
Bajo esta estética, se acerca nuevamente al Color dentro de su constante curiosidad por probar nuevos materiales industriales, como la fórmica, la cual tiene su propio acabado y al incorporarlo a la obra lo exalta y lo transforma, el color viene entonces a aportar nuevos contrastes. Estas relaciones también se producen con el uso del acrílico, en donde diversos colores traslucidos interactúan según la distinta intensidad de las transparencias, y sombras, completándose el dibujo de cada cubo, en la sombra que se proyecta en la pared, enriqueciendo la obra. De esta manera nos invita Antonorsi, con esta exposición a explorar en las formas y sus múltiples posibilidades, sin perder la esencia de lo sencillo.