Si las normas que prevalecen a la hora de domesticar un animal salvaje se pudieran reproducir en el mundo vegetal; árboles, flores, frutas o gamelote, Vicente Antonorsi sería un domador de plantas. Esta claro que en este caso no hablamos de un sometimiento a los designios del hombre, reseña mas bien una cuidadosa observación del paisaje que parte de la convivencia, de la domesticación. Porque si en algo queda sugerido en las instalaciones realizadas con diversas especies vegetales de Antonorsi, es el reconocimiento de la fuerza y exhuberancia de la naturaleza, sentimiento que prevalece en esta exposición.
Es por ello que entre los propósitos de Temporada nuevo manual de especies vegetales está recuperar el asombroso y abrumador paisaje de la Cordillera de la Costa, mostrándolo fuera de lugar. Pero el traer, o mejor extraer de la naturaleza esos trozos de paisaje Vicente Antonorsi realiza una operación de selección y composición en correspondencia con su lenguaje expresivo, hecho que merece todo nuestro reconocimiento, sobre todo si consideramos que la tarea del artista ha sido que ni mas ni menos que acompasar la propia estética de las formas con las de la madre naturaleza. Y he allí que las intervenciones, cuando las hay, se nos presentan como puntos en los que deliberadamente, el artista requiere de nuestra atención para mostrar su discurso plástico.
Dentro de la trayectoria de Vicente Antonorsi, Temporada es un proyecto de experimentación, un punto de partida. El artista, arquitecto y diseñador de muebles recurre a un tema distinto con un nuevo soporte, quizás más cotidiano y menos intelectual, pero que le brinda mayores libertades. Paradójicamente, con los nuevos soportes, se está acercando a los recursos del arte contemporáneo. Ya sabemos que el agotamiento de prácticas deudoras de las vanguardias históricas ha desplazado las estrategias del arte actual hacia temas pertinentes al hombre y su entorno, por tanto al asumir una estética que en apariencia se vincula a la representación romántica del paisaje, Vicente Antonorsi asume también el riesgo a la medida de su necesidad expresiva.
La estructura de desarrollo de estas instalaciones es, como señalamos anteriormente, imperceptible en su conjunto, reproduce en abstracto, fragmentos de nuevo herbario que alude a una metáfora del paisaje. El esplendor perecedero de las instalaciones vegetales es a su vez el contrapunto de la acción devastadora de lo urbano sobre lo rural. Más que un manual de clasificación, Temporada es por el contrario, un anti-manual. El artista incluye y mezcla especies a su antojo, en un inventario ajeno a cualquier clasificación. El resultado es un paisaje simbólico que evoca el paisaje que no vemos pero que recordamos y junto con sus cambios los de la ciudad y sus habitantes. Es este pues, un manual que insiste en ver el paisaje con una nueva mirada.